
Nunca trataríamos de construir una casa sin haber puesto primero los cimientos.
No importa cuántas ganas tengamos de terminarla ni cuánto nos emocione llenarla de muebles y decorarla, primero debemos dedicar todo el tiempo necesario a poner un fundamento sólido. Si no lo hacemos, la casa será tan inestable que en poco tiempo se derrumbará.
Es un conocimiento simple, ¿no es verdad? Cualquiera persona con sentido común lo sabe. Sin embargo, en el campo espiritual, la gente comete ese error todo el tiempo. Tan pronto ven una bendición que Dios les ha prometido en su Palabra, les dan tantas ganas de apropiarse de ella que ignoran los fundamentos más básicos de la vida cristiana, y se van en pos de aquella bendición y nada más, aun olvidándose de su relación con Dios.
Esto es especialmente cierto cuando se trata de la prosperidad. Con frecuencia, la gente está tan desesperada por encontrar una solución rápida a sus problemas económicos, que sacan unas cuantas promesas de prosperidad de la Biblia y tratan de creerlas sin permitir que Dios haga cambios en otros aspectos de sus vidas y regularmente sin querer seguir las condiciones de obediencia a Dios que menciona SU palabra. Por supuesto, eso no da ningún resultado y la gente termina desilusionada. De hecho, a veces llegan a la tonta conclusión de que nunca fue voluntad de Dios que ellos prosperaran. Lógicamente esto es usado por satanás como su engaño favorito en esta área.
Pero se puede decirle hoy, con base en la Palabra de Dios y nuestra experiencia personal, que definitivamente ¡sí es la voluntad de Dios que todos sus hijos prosperen! Es por eso que Él inspiró al apóstol Juan a escribir: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma" (3 Juan versículo 2).
Ahora bien, note que Juan no solo escribió "quiero que prosperes", sino "quiero que prosperes así como prospera tu alma". Él vinculó la prosperidad económica unido a la prosperidad de nuestra mente, voluntad y estado de ánimo.
El plan de Dios es que crezcamos en nuestras finanzas tanto como crecemos en nuestra vida espiritual. Él sabe que es peligroso poner grandes riquezas en manos de quien que es demasiado inmaduro espiritualmente para manejarlas. Se pueden ver evidencias dramáticas de esto en las vidas de personas que han adquirido riquezas económicas mediante el sistema de este mundo, en el cual no está incluido Dios. En la mayoría de los casos, tales riquezas solamente contribuyen a que la gente muera más joven y en mayor miseria que si hubieran sido pobres. Esto se debe a que usan su riqueza para pecar en mayor medida. Unos la usan para comprar toda la droga posible e ingerir todo el licor que quieren. Otros la malgastan para llevar un estilo de vida inmoral que tarde o temprano los destruye. La paga del pecado es la muerte (Rom.3:20). Este es un hecho ineludible. Por eso, cuando la gente gana dinero y lo gasta en el pecado, les hace más daño que bien. Como dice Proverbios 1.32: "la prosperidad de los necios los echará a perder".
Busque primero lo más importante
A la luz de tal verdad, es fácil ver por qué Dios quiere que nuestras finanzas incrementen al mismo ritmo de nuestro crecimiento espiritual. Él quiere que maduremos y superemos nuestra necedad carnal para que nuestra prosperidad nos traiga bendición y no perjuicio. Por eso dice la Palabra de Dios: “Mat 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Nos dará bendición de acuerdo a su promesa para dar y para tener bendición para nuestra vida y nuestra familia, pero nos cuesta esperar y ser obedientes.
Pero, me dirá usted:”necesito ayuda económica cuanto antes."
Entonces apresúrese a crecer cuanto antes. Dispóngase a echar los cimientos para su prosperidad. ¿Cómo? Aprenda lo que Dios dice en su Palabra y póngalo en práctica. En pocas palabras empiece a serle obediente a El para su propio beneficio, no con un interés solo en lo económico, sino en todo lo espiritual que es su herencia también.
Mire y ponga mucha atención a este secreto espiritual, el fundamento de la prosperidad consiste en llevar una vida edificada sobre la Palabra de Dios. Es hacer todo lo que Dios le mande hacer, pensar todo lo que Él le mande pensar y decir todo lo que Él le mande decir.
La prosperidad bíblica es el resultado de darle prioridad a la Palabra de Dios en su totalidad y no solo aquellas partes que hablan de la prosperidad económica. En su vida. La prosperidad viene cuando usted empieza a obedecer las instrucciones que Jesús nos dio en Mateo 6:
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Recuerda tu promesa: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Recuerde cuando ignorábamos que podemos confiarle a Dios el cuidado de nuestras finanzas abrimos una puerta a la pobreza y la miseria. Si pensamos que nuestra responsabilidad es preocuparnos de cómo vamos a pagar nuestras cuentas en vez de confiar que tenemos un Dios que cumple sus pactos y promesas le estamos abriendo la puerta a la falta de fe. Todos pasamos mucho tiempo pensando en cosas como: ¿Qué voy a hacer para pagar la electricidad este mes? ¿Cómo me las voy a arreglar para no perder lo que ya tengo? aunque habría sido irresponsable de nuestra parte no ocuparnos de tales cosas, no es lo mismo que empezar a desesperarme por ello y “PREOCUPARME” como si no tuviera un pacto y promesas de parte de Mi Dios.
Recuerde que no es la voluntad de Dios que usted se preocupe. Su voluntad es que le creamos, que Él sí va a cuidar de nosotros. También aprendamos que como creyentes no debemos buscar las riquezas materiales. No debemos ir en pos del dinero como la gente que no tiene a Dios. A ellos les toca buscarlo por todas partes porque no tienen un pacto con Dios, y si no buscan los bienes materiales, no podrán obtenerlos.
Pero nosotros no somos como ellos. No estamos en el mundo sin Dios y sin pacto (Efe 3:20-21 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén). Tenemos la promesa de provisión de Dios. Él nos ha asegurado en su Palabra que no sólo suplirá lo que necesitamos, sino que nos dará en abundancia y sobreabundancia pero será, solo si le obedecemos. (Deut 28:1-14 – Heb 8:6 - Gal 3:5 Deut 30:1-10 y muchos versículos mas)
No obstante, es importante que recordemos que un pacto siempre es entre dos partes y tiene dos lados. Al hacer un pacto decimos: Si tú haces esto, yo haré aquello. La parte de Dios en el pacto es prosperarnos en espíritu, alma y cuerpo, así como en nuestras finanzas y todas las áreas de nuestra vida. ¿Cuál es nuestra parte del pacto? Obedecer a su palabra y No afanarnos en la búsqueda de esa prosperidad. Si lo hacemos, vamos a desviarnos. Nuestra parte mas importante en este pacto es buscar primeramente el reino de Dios (ser y hacer las cosas a su manera), reconocerle como nuestro Rey y hacer lo que Él nos pida. (Recuerda el secreto: hacer, pensar y decir las cosas a Su modo)
Nuestra parte es decir: "Señor, haré lo que sea que me pidas. Obedeceré Tu Palabra y haré lo recto ante tus ojos, así parezca que va a costarme".recuerda que todas nuestras promesas están basadas en la fe y la obediencia a Su palabra.
Gal 3:5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?
DIOS TE BENDICE
PASTORES ARELYS RIVAS Y JAVIER FLORES
IGLESIA FORTALEZA DE JESUS
CARACAS, VENEZUELA.


Mar 15:15 Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.
Jesús al recibir este trato experimentó profundas heridas igual de dolorosas que las quemaduras de tercer grado, ya que el látigo desgarro sus músculos y lastimo severamente sus huesos de costillas y columna vertebral, pero no fue roto ninguno de sus huesos, porque la Biblia menciona en las proferías acerca del mesias que ninguno de sus huesos seria quebrado. Al estar su carne hecha pedazos y tiras por el desgarre de los músculos, es de comprender que hubiera intenso dolor al romperse los vasos sanguíneos causando una gran perdida de sangre, se piensa que recibió los 39 latigazos por causa de que el sanedrín solicito el castigo de acuerdo a su ley, mas, no es definitivo que fuera así.
para burlarse de el , le añadieron su corona, esta estaba hecha de espinas, que de acuerdo a los especialistas en historia eran de un árbol llamado akhanta, parecido al sauce y que produce unas espinas que actuan casi como un anzuelo que eran muy comunes en ese tiempo en Jerusalén y que por su forma, filo y grosor debieron ser muy dolorosas sobre todo en la cabeza, que es una de las partes que mas sensible es y mas sangrante también, estas provocaron intenso dolor y ruptura de vasos sanguíneos al ser clavadas bruscamente en la frente y cabeza, imaginen el dolor y ardor causado por la sangre también entrando en los ojos.
Médicamente en este momento el estaba en lo que se llama “pre-shock”, además pensemos en que la tortura que estaba recibiendo era sumada a la falta de alimento y agua , además el sufrimiento psicológico que tenia desde el huerto, mas el maltrato de los militares que no eran lógicamente educados al tratarle, mas bien eran unos abusivos y sumemos el sufrimiento de la falta de sueño por el juicio del sanedrín durante la noche, que por cierto era en contra de lo establecido por la palabra de Dios como un juicio correcto y el verse traicionado por su propio pueblo, aquellos a quienes había alimentado, sanando y enseñado la palabra de Dios. Además médicamente el flagelo con el látigo produce abundante hemorragia en las paredes del cuerpo, y una abundante acumulación de fluidos alrededor de los pulmones que lo acercaron a sufrir un colapso pulmonar, que en lenguaje común causaba fatiga, dolor y falta de respiración. Además ahí los soldados le escupían y lo golpeaban en la cabeza con la caña que usaron como báculo para burlarse de el al llamarle rey de los judíos, ahora piensen el dolor de su espalda al quitarle la capa que seguramente estaba pegada a su espalda al empezar a secarse la sangre y que rompería de nuevo pedazos de su carne. Ahora, además de lo ya mencionado Jesús debería de cargar el madero hasta el gólgota o monte la calavera mas o menos 600 metros desde el pretorio hasta lo alto de la colina en donde se le crucificaría, la costumbre romana era que el reo llevaría el madero cargándolo en los hombros y así provocara mas dolor y sangrado a causa de estar abriendo constantemente las heridas por los esfuerzos de no caer, este madero era llamado “patíbulo” y era de aproximadamente de 57 kilos y era la parte superior de la cruz y se ataba a sus brazos extendidos para que los reos no pudieran huir
Era utilizada por los romanos como castigo capital y fue diseñada para producir un castigo lento con demasiado sufrimiento y sumamente dolorosa. La mayoría de los médicos que han estudiado la crucifixión mencionan que la muerte de Jesús incluye muchos factores, tanto emocionales, físicos y por lógica los espirituales. La forma en que se clavaban las piernas era de manera lateral una sobre la otra y se clavaba un clavo de aproximadamente de 18 centímetros, que era clavado entre la tibia y el tendón de Aquiles para así hacer mucho mas difícil el poder sostenerse y aumentar el dolor de los reos al tratar de erguirse para poder respirar, 
En los brazos el clavo se introducía en las muñecas ya que las manos no podían soportar el peso del cuerpo y como nota (la mano para los judíos y romanos en ese tiempo incluía el antebrazo) el clavo de las manos media aproximadamente 13 centímetros y se clavaba entre el radio y los metacarpianos para afectar el nervio sensorial motor , lo cual producía cargas de dolor muy intensas al tratar de levantar su cuerpo para respirar a causa de la opresión que ejercía el peso sobre la caja torácica ya que con el peso del cuerpo y los hombros extendidos se complicaba la respiración. Esta posición les mantenía en un estado de inhalación, y así la exhalación les era demasiado dificultosa y así se estaban ahogando constantemente y para poder respirar se desgarraban los tobillos o las manos por tratar de levantar su cuerpo para poder respirar, además del constante dolor al raspar la espalda latigada contra la cruz.



















